miércoles, 29 de diciembre de 2010

Ahí




Ahí estaba, lejos de todos, de todo. Mirando desde una posición poco cómoda cómo pesa el mundo. Rodeado por agua y más agua y algunas rocas que parecen querer separarlo de la inmensidad del mar.
Ahí estaba cerca de lo más lejos, cerca del lugar al que van los que quieren irse para dejar de estar cerca… justo ahí estaba. Cerca de la soledad humana, esa soledad que pesa más que el océano que cubre el horizonte cada día.
Ahí estaba con toda su opacidad, con sus historias, con sus huellas. Con el eco del viento golpeando años de abandono, de deterioro. Ahí estaba con su humedad permanente, eterna, tramposa.
Ahí estaba y quizás seguirá estando por el resto de los días, de esos días que se convierten en años y años que se convierten en eternidad. Justo ahí, entre todas esas cosas que se olvidan y se pierden como una foto de otra revista más.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Él



A veces somos tantos y de tantos que somos, terminamos siendo tan pocos. Mientras ella, ellos, todos caminan está él. Seguramente si hubieran pasado una hora antes a este momento también estaría, como los días pasados, y los meses y quién sabe los años...
Ahí estaba él con su mundo, su universo tan simétrico, idealista y distante. Tan delicado para todos los que no lo viven y tan duro para los que sí. Pero sigue ahí, como todas las mañanas frías y las tardes lluviosas, y las noches de niebla y el cemento congelado, quizás tan congelado como las miradas esquivas de los que pasan a su lado. O quizás helado, como sus manos temblorosas agarrando el vino en caja que no puede faltar a ninguna velada de la avenida o de la plaza, o de cualquier lugar donde pueda estar solo, aunque siempre presienta estarlo.
Seguro que después de una siesta nocturna vendrán risas de gente que sale de los teatros, autos que tocan bocina y colectivos que frenan en los semáforos pero para él todo será igual, las mismas caras diferentes, los mismos ruidos mudos, la misma mujer que ve todos los días y que no lo mira. ¿Quién será? ¿Por qué me mira,las pocas veces que me mira? son preguntas que parece hacerse mientras en un papel de volante de joyería barata, dibuja con un lápiz tan gastado como sus zapatos de otra época, su rostro. A lo mejor la dibujó tantas veces que ya confunde su cara con el de cualquier otra pero algo le dice que no. Y sigue dibujando, y otro trago de vino para curar las penas y para matar el frío, y para dedicárselo a ella. El día se vuelve a ir sin traerle nada al llegar, sólo se va, como se van tantas cosas, sus recuerdos, sus zapatos, su lápiz y ella. Cierra los ojos para otra siesta nocturna y piensa en un sola cosa, en sus labios de color rojizo y su pelo, y su vestido y después del úlltimo sorbo de vino se olvida de lo que pensaba. Se acuesta, se da vuelta y se dispone a despedir al mundo.

sábado, 18 de diciembre de 2010

No se olvida



Dedicado a Rodolfo Walsh.


No se olvida todo lo que se vive, lo que se anda y lo que no tampoco. No se olvida un nombre, un rostro, un lugar. No se olvida de dónde se viene o a dónde se quiere ir. No se olvida un sueño, un ideal, una lucha con la más fuerte de las armas, la palabra. No se olvida el no resignarse, el persistir, el querer un mundo mejor, uno más igual para todos, para llos que tienen y para los que quieren tener. Un mundo sin fronteras más que las naturales, un mundo lleno de gente que piensa en la gente, y en los sueños de ella. No se olvida la muerte porque nos hace recordar la vida cada instante, cada día por siempre. No se olvidan las voces, las lágrimas... las rondas y el silencio obligado que unos pensaron imponer. No se olvida la ignorancia y la impotencia por ver algo que muchos preparados no pudieron ver. No se olvida a los genocidas impunes por mucho tiempo y tampoco a los otros genocidas, los que no iban uniformados pero asesinaban de muchas maneras. No se olvida a los líderes, a los que cayeron por muchos, por mucho. No se olvida los recuerdos de esas madres y abuelas que nunca pararon auque la lluvia de esas tardes de invierno parecían congelarlo todo. No se olvida esa copa mundial y los festejos mientras un pueblo lloraba de tristeza detrás de las paredes. No se olvida la Esma, el Olimpo, el Vesubio, Campo de Mayo, La Perla, no se olvida el miedo, el terror, la no compasión. No se olvida porque nosotros no queremos ni vamos a olvidar. Justicia y memoria, es lo que nos hace hermanos, pueblo, país. Es lo que nos hace intentar ser lo que alguna vez nuestros hijos quisieron para todos y cada uno de nosotros.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Antena



No sé si alguien verá o vio en algún momento lo que transmitía esa antena, o mejor dicho a través del televisor. ¿Quién puede saber desde cuándo está? ¿hace cuánto? ¿por cuánto? Preguntas sin respuestas como una broma irónica del destino.

martes, 14 de diciembre de 2010

La niebla



A MI MAMÁ...


La niebla


Domingo 32 de otoño, La niebla

La niebla lo invade todo
este cuarto que no eligió,
este mundo que no es el suyo
y estos ojos desconocidos que la miran,
que la buscan y que aseguran conocerla.
Acá la niebla, más allá también la niebla
sobre sus manos viejas como de piel de papel
sobre los huesos de antiguo barro valiente
todavía caminante.
Y en el medio de toda esa niebla, ella
ella de espalda a las ventanas herrumbradas de su presente baldío,
de frente al abismo de su pasado,
al velatorio continuo de sus memorias desvencijadas,
famélicas, suicidas.
A veces un sorbo de sol tibio la separa de la niebla
y una lucidez con vida de mariposa de dos segundos
desesperada y heroica,
consigue traer de nuevo a sus padres
juntar nombres con rostros
y revivir un domingo hecho del tiempo en el que su amor esta siempre vivo
en donde siempre hay risa,
en donde siempre hay baile,
y donde siempre es feliz como era
Un instante más y la mariposa caerá aplastada
bajo el plomo implacable de una niebla invisible
beso su mejilla ahora incalculablemente distante.
Ella pregunta ¿Quién soy?
La niebla otra vez lo invade todo

lunes, 13 de diciembre de 2010

Reflejo




Hay cosas que son movidas por la nostalgia, tristeza lejana o algún olvido pasajero que duró para siempre. Hay cosas que se rigen por el rencor, o bronca bromista que alegró un instante, un segundo y se hizo años. Hay cosas que sólo se mueven sin mover nada más, que rozan sin tocar, y que observan sin mirar. Son esas cosas que no tienen sombra pero sí reflejo, son cosas que viven detrás de una dimensión no tan desconocida como desentendida. Son cosas que viven detrás de un cristal frío e inerte que da vida de una manera extraña, haciendo familiar todo. No hay lógica, no hay explicación exacta y precisa lo describa, sólo ser testigos de un testigo silencioso que detalla como una radiografía cada detalle, cada imperfección haciendo perfecto su labor.
Hay cosas que nunca van a entenderse hasta que se entienden, quizás el silencio genere más ruido que los sonidos, o quizás un reflejo no sólo muestre una realidad sino que muchas que no queremos ver pero están, existen y perduran.

lunes, 6 de diciembre de 2010



Si sólo recurrimos a ver una imagen que nos demuestra cómo se maneja el mundo es porque no entendemos las necesidades que sufre éste. Cuando nacemos no tenemos la noción que el tiempo y la vida nos da. Somos hermanos de un mismo pueblo, de una misma sangre, de diferentes lugares sí, pero eso es para que desde muchos y diversos puntos de vista podamos sentirnos bajo una misma bandera, hijos de una misma madre. No existen las barreras culturales, ni las étnicas. El blanco es negro y el negro blanco y el blanco también es blanco así como el negro, negro. ¿Por qué existe la necesidad de lastimar con tanta pseudo realidad a quienes son diferentes en cuanto la sociedad se encarga de decirlo, y no por escencia natural? ¿Acaso es más importante un pedazo de tierra que un sueño? ¿Quién puede decir que esto es así y eso así? ¿Acaso nos olvidamos que el sufrimiento es la principal arma de indiferencia y destrucción, pero no de la persona a la que se lo hacemos, sino de nosotros mismos?. Porque cuando las políticas económicas del mundo se encargan de matar a gente, no está asesinando a gente sino a ideales, a sueños, y nadie puede hacer eso.
Nos hacen creer que el mundo siempre estuvo, está y siempre estará en guerra, en una guerra contra nosotros mismos, y en la que el único fin es matarnos, desaparecernos. Las guerras se terminarán cuando se juzgue al hombre por el color de sus ojos y no de su piel, dijo un gran filósofo que no necesitó de libros o estatuas para perdurar en la memoria de los que luchan todos los días por cambiar este equívoco lugar que llamamos mundo. Y no es el único, hay muchos como él. Muchos que día a día levantan la única arma realmente efectiva, la palabra conciente. Está en nosotros, hermanos de todos lados la posibilidad de hacer de este mundo, un mundo un poco mejor, para que un día nuestros hijos, o nietos puedan realmente disfrutar de los valores importantes de la vida.
El mundo somos todos, por igual y sin ningún tipo de diferencias.

Olvido




Tristeza encerrada en hermetismo puro, olvidado y anexado a un pasado reciente.