lunes, 22 de noviembre de 2010

Habitación



Una sensación corre por sus venas, lenta muy lenta. Después vendrá la intolerancia y la ansiedad de salir del cuarto, o de la cama, o de donde esté. Mira por la ventana y afuera llueve, como adentro pero con la diferencia de que no lo moja.
Agarrará una hoja y si hace falta un lápiz y tratará de atestiguar cada instante, cada segundo de su tristeza, y hablará sobre la imposibilidad de muchas cosas e intentará planificar cómo conseguirlas, sin poder hacerlo y entonces la tristeza será más profunda y ya la luz habrá caído por la ventana dejando oscuridad, más oscuridad a esa habitación que parece comprimirse con el paso de las horas, y con las horas, del tiempo. Parece tan simple, tan fácil y a la vez le queda lejos, muy lejos y pareciera ser que la felicidad se le vuelve a adelantar unas cuantas vidas.
Llega la noche, y con la noche llegan las horas más largas que las horas, y en medio de todo ese escenario vacío, de libros, de música y de polvo en el suelo, una foto que vuelve a traerla a su pensamiento, que parecía perdido entre la tinta corrida por la saliva del poco sueño que agarró... ¿en qué estaba pensando?

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