viernes, 24 de septiembre de 2010

Continuación



En medio del camino el árbol que terminaba en la vereda continuó en la calle de tierra, típica imagen de pueblo, de una siesta de pueblo mejor dicho. Silencios artificiales hacían relucir a los ruidos de perros, chicharras y alguna que otra paloma. El calor se hacía cada vez más intolerable y hacía difícil caminar. Pero era imposible dejar de ver la sombra en el medio del camino, la sombra del árbol que no moría en la vereda sino que continuaba en la calle.

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